Llevamos ya unos cuantos viajes en bici en las piernas, pero desde hacía tiempo había uno que estaba pendiente. No tanto por largo, sino por la idea en si: ir de Málaga a Granada en bici de carretera, y volver de la misma manera. El pasado fin de semana, aprovechando el festivo del 1 de mayo, decidimos embarcarnos en la aventura.

Salida, 8:15 AM.

Salida, 8:15 AM.

Salimos el domingo a la hora de los ciclistas desde Clínica de la Bicicleta, y el cielo nuboso con viento de levante hacía presagiar lluvia. Desde Málaga hasta Vélez Málaga fuimos en compañía de otros muchos ciclistas saliendo a hacer su ruta mañanera, y no cayeron más que un par de gotas. Sí tuvimos que esperar al paso de una romería en Torre del Mar, y de la Media Maratón de Vélez Málaga. ¡Para eso habíamos salido con tiempo de sobra, para poder afrontar todos los imprevistos que surgieran!

Una de las subidas más bonitas de la región.

Al fondo, cual escote, el Boquete de Zafarraya, paso entre Málaga y Granada.

Pasando Vélez y llegando al Puente de Don Manuel, tocaba la primera y principal ascensión: la subida a Zafarraya. Es un puerto largo pero suave, así que como no teníamos prisa decidimos pararnos a comer uno de los míticos bocadillos de jamón asado de la zona.

Por favor, ¡no os lo perdais!

Por favor, ¡no os lo perdais!

No defraudó, y nos pesó para lo que quedaba de subida, pero como siempre la zona del Boquete de Zafarraya fue espectacular: ya estábamos en la provincia de Granada.

Clásica foto arriba.

¡Tierra soñada!

Al otro lado de las montañas el tiempo cambió; el sol lucía y las nubes desaparecieron. Afrontamos un terreno con alternancia entre subidas y bajadas por la zona de Alhama de Granada, hasta llegar a la zona del pantano de los Bermejales, donde almorzamos y descansamos para quitarnos el sol de mediodía. Para el resto de la tarde nos quedaba empezar con la subida al Lucero, que nos pesó más de lo esperado. A partir de ahí el terreno fue mayormente llano, con la vista de la ciudad de Granada y Sierra Nevada al fondo. Claro, que ver algo no implica que esté cerca, y aún nos quedaban un par de horas. Esta parte se hizo muy agradable por el paisaje y el poco tráfico. Muchos campos sembrados y cunetas llenas de flores primaverales, con los picos nevados al fondo y la certeza de que, pedaleando tranquilos, nuestra meta estaba asegurada.

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Llegamos a Granada entrando desde Armilla sobre las 18:30, y con la ilusión de estar allí no nos pudimos resistir a subir hasta el Mirador de San Nicolás (una subida empedrada y muy empinada, propia de l’Eroica) para hacernos la foto con la Alhambra al fondo.

Nuestra experiencia en la Eroica Hispania fue clave para subir aquí.

¡Cuantísima gente había en Granada! Parecía un parque temático.

Esa noche nos quedamos en un hostal de Granada, donde reparamos en dos aspectos fundamentales de una ruta de varios días en bici:

1. Aunque pienses que no, al final del día te encantaría poder cambiarte de ropa. Poder llevar equipaje en una bici de carretera es un plus, de forma que los portabultos pueden ser una opción. Además, caminar con las calas Look puestas es un auténtico engorro.

2. En determinados casos, puede ser viable enviar una pequeña maleta con equipaje a través de una empresa de mensajería. Así, puedes usarla la noche que pases en el destino, y después pedir que la recojan y te la lleven a casa. Si necesitas este servicio en España, habla con nosotros: te lo podemos gestionar de principio a fin.

En cualquier caso, Granada de noche nunca decepciona, así que nos fuimos con nuestro disfraz de ciclistas a reponer fuerzas en los bares de allí. ¡Geniales como siempre!

SEGUNDO DÍA: REGRESO A MÁLAGA

A lo largo del primer día habíamos procurado guardar fuerzas, a sabiendas que el desgaste acumulado podía jugarnos malas pasadas volviendo a casa. Habíamos comido y bebido agua en abundancia, pero períodos de ejercicio tan prolongados acaban afectando al cuerpo.

De verdad, también bebimos un montón de agua.

De verdad, también bebimos un montón de agua.

En particular, nos afectó el pasar tanto tiempo con un manillar bajo de carretera: las cervicales y los hombros se cargan, haciendo menos cómodo el disfrute del paisaje y el camino. Las geometrías tipo expedición probablemente convengan más a estos viajes.

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Al fondo, la Sierra Tejeda, con las nubes del lado malagueño.

Le echamos paciencia y llegamos de nuevo a Zafarraya, donde nos esperaba de nuevo un cielo cubierto y viento de levante. La bajada hasta Vélez se hizo dura con el viento de cara, pero facilitó la vuelta desde Torre del Mar hasta Málaga, que hicimos casi sin esfuerzo.

Al final, 285 km en dos días, y la demostración de que ir y volver de Málaga a Granada con el entrenamiento adecuado y haciendo las pausas necesarias es perfectamente viable, y un viaje muy divertido y disfrutable.

 

Ya estamos pensando en el siguiente, ¿te apuntas?